Desde sus modestos comienzos al Norte de París, Gwendal forjó su camino a través de actuaciones en pequeños locales, capturando el espíritu vibrante de la música celta y compartiéndolo con audiencias locales. Estas presentaciones íntimas sirvieron como cimiento para lo que se convertiría en una carrera musical excepcional.
Gwendal aportó un sonido nuevo, una mezcla de música folk, jazz y rock. Dos años después de su creación, en 1974, grabaron su primer disco, "Irish Jig", marcando el inicio de su trayectoria musical. El éxito fue notable, especialmente en España, donde sus conciertos en España atrajeron a la juventud de la época, recién liberada de la dictadura y abierta a nuevos sonidos.
El siguiente álbum, "Joe cant's reel", lanzado un año después, consolidó la imparable trayectoria del grupo. Apareció el violín eléctrico de Robert Le Gall, y las ilustraciones de las portadas fueron realizadas por prestigiosos diseñadores franceses como Claire Bretécher y Bilal. La crítica y las ventas no podían ser mas favorables.
Tras el lanzamiento de su segundo disco el sonido de la batería se suma a los escenarios y poco después surge el tercer LP, "Rainy Day".
En 1979, después de una gira exitosa, Gwendal grabó su cuarto LP, "4" (también conocido como "Les mouettes se battent"), marcando una modernización del estilo con influencias de rock progresivo y jazz.
En 1978, posiblemente se produce el acontecimiento que lanza definitivamente a Gwendal en España y motiva el cariño que los jóvenes españoles tienen por el grupo: el concierto en el ya desaparecido colegio Madrileño San Juan Evangelista. De este concierto graban su primer disco en directo y su quinto LP, que ve la luz en 1980 como "Gwendal en concierto". Fue un éxito total, a pesar de la escasa promoción que tuvo en los medios.
La banda se consolidó en España durante el Festival Celta-Ecológico celebrado en 1979, con 25 mil asistentes en el Rockódromo de la Casa de Campo de Madrid. Un año después, actuaron en el Teatro Alcalá, también en Madrid.
La evolución del grupo es tremenda y el trabajo en equipo, sobre todo en las composiciones, causa algunas discrepancias entre los componentes del mismo forzando algunos cambios. Jean-Marie Renard deja de lado su colaboración puramente musical y se hace cargo de la gestión y dirección, reemplazándole otro mítico artista: Francois Ovide. Aparecen los sintetizadores y Pascal Sarton se hace cargo del bajo y David Rusaouen coge las riendas de la batería.
Estos cambios se notan también en el estilo de música que crean y aparece el sexto disco “Locomo” seguido poco después por “Danse la Musique” que continúa con esa dinámica. En este periodo Robert Le Gall cambia el violín por el bajo.
En 1989 se publica el octavo disco “Glen River” con el que obtiene el premio de la Academia Charles Cros y con el que vuelven al estilo de música con el que comenzaron. Poco después obtienen un Disco de Oro.
Tras esto se produce un parón discográfico, que no de conciertos, y seis años más tarde graban “Pan Ha Diskan” en 1995. Con esta creación se da un giro total incluyendo instrumentos y ritmos africanos e indios y el grupo se toma unos años sabáticos en los que los componentes por separado acometen proyectos más personales.
En España, aun así, se les sigue recordando y escuchando, facilitando algunos reencuentros de la banda en varios conciertos. Así pues, en 2003 vuelven a unirse con la incorporación de Ludo Mesnil y en 2005 se lanza el siguiente LP “War Raog”.
Entre medias salen discos de recopilaciones y tras cuarenta años desde sus inicios vuelven a publicar su segundo concierto en directo, y como no…, en España “Live in Getxo”.
Gwendal ha ido madurando, como todos nosotros, su música sigue siendo fresca y fiel a ellos mismos. Desde que el cantautor Imanol los presentara en su primer concierto en España a su regreso del exilio en Francia tras el franquismo han pasado 50 años.
Gwendal ha desempeñado un papel crucial en la revitalización de la tradición celta. Al fusionar la autenticidad de los sonidos ancestrales con arreglos contemporáneos, la banda ha logrado atraer a nuevas generaciones, conectando a los oyentes modernos con la riqueza de la cultura celta. Sus composiciones han sido un puente entre el pasado y el presente, preservando la esencia de las melodías tradicionales.
El legado de Gwendal ha sido una fuente de inspiración para músicos emergentes. Su enfoque innovador ha demostrado que la tradición y la experimentación no son mutuamente excluyentes. Numerosas bandas y artistas han tomado a Gwendal como referencia, continuando el viaje de exploración musical que la banda inició hace medio siglo.
Gwendal no solo ha sido testigo de los cambios culturales, sino que también ha participado activamente en ellos. En momentos críticos de la historia, la banda ha levantado su voz a través de la música, expresando solidaridad y resistencia. Su presencia en movimientos culturales y sociales ha convertido a Gwendal en más que una banda; es un símbolo de identidad y resistencia.

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